Likewise the Spirit also helpeth our infirmities: for we know not what we should pray for as we ought: but the Spirit itself maketh intercession for us with groanings which cannot be uttered.
Por esos dÃas, en la fortaleza de Susa habÃa un judÃo llamado Mardoqueo, hijo de Jair. PertenecÃa a la tribu de BenjamÃn y era descendiente de Cis y Simei.
Antes de ser llevada a la cama del rey, a cada joven se le hacÃan obligatoriamente tratamientos de belleza durante doce meses: los primeros seis con aceite de mirra, y los siguientes con perfumes y ungüentos especiales.
Y el rey amó a Ester más que a todas las demás jóvenes. Estaba tan encantado con ella que le puso la corona real sobre la cabeza y la declaró reina en lugar de Vasti.
Para celebrar la ocasión, ofreció un gran banquete en honor de Ester a todos sus nobles y funcionarios, decretó dÃa de fiesta para las provincias y entregó generosos regalos a todos.
Ester siguió manteniendo en secreto su trasfondo familiar y su nacionalidad. TodavÃa seguÃa los consejos de Mardoqueo, tal como cuando vivÃa en su casa.
Cierto dÃa, mientras Mardoqueo estaba de guardia en la puerta del rey, dos de los eunucos del rey, Bigtana y Teres —guardias que custodiaban la entrada a las habitaciones privadas del rey— se enojaron con el rey Jerjes y conspiraron para asesinarlo;
Cuando se hizo la investigación y se confirmó que lo que decÃa Mardoqueo era cierto, los dos hombres fueron atravesados con un poste afilado. Todo el suceso quedó registrado en El libro de la historia del reinado del rey Jerjes.