Asà que el 8 de octubre el sacerdote Esdras llevó el libro de la ley ante la asamblea, que incluÃa a los hombres y a las mujeres y a todos los niños con edad suficiente para entender.
Se puso frente a la plaza, justo dentro de la entrada de la puerta del Agua, desde temprano por la mañana hasta el mediodÃa y leyó en voz alta a todos los que podÃan entender. Todo el pueblo escuchó atentamente la lectura del libro de la ley.
El escriba Esdras estaba de pie sobre una plataforma de madera que se habÃa construido para la ocasión. A su derecha se encontraban MatatÃas, Sema, AnÃas, UrÃas, HilcÃas y MaaseÃas. A su izquierda estaban PedaÃas, Misael, MalquÃas, Hasum, Hasbadana, ZacarÃas y Mesulam.
Esdras estaba de pie en la plataforma a plena vista de todo el pueblo. Cuando vieron que abrÃa el libro, se pusieron todos de pie.
Entonces los levitas —Jesúa, Bani, SerebÃas, JamÃn, Acub, Sabetai, HodÃas, MaaseÃas, Kelita, AzarÃas, Jozabed, Hanán y PelaÃas— instruyeron al pueblo en la ley mientras todos permanecÃan en sus lugares.
LeÃan del libro de la ley de Dios y explicaban con claridad el significado de lo que se leÃa, asà ayudaban al pueblo a comprender cada pasaje.
Luego NehemÃas, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que interpretaban para el pueblo dijeron:—¡No se lamenten ni lloren en un dÃa como este! Pues hoy es un dÃa sagrado delante del Señor su Dios.Pues todo el pueblo habÃa estado llorando mientras escuchaba las palabras de la ley.
NehemÃas continuó diciendo: «Vayan y festejen con un banquete de deliciosos alimentos y bebidas dulces, y regalen porciones de comida a los que no tienen nada preparado. Este es un dÃa sagrado delante de nuestro Señor. ¡No se desalienten ni entristezcan, porque el gozo del Señor es su fuerza!».
Asà que el pueblo se fue a comer y a beber en una gran fiesta, a compartir porciones de la comida y a celebrar con gran alegrÃa porque habÃan oÃdo y entendido las palabras de Dios.
El 9 de octubre los jefes de familia de todo el pueblo, junto con los sacerdotes y los levitas, se reunieron con el escriba Esdras para repasar la ley más detalladamente.
Asà que el pueblo salió y cortó ramas y las usó para levantar enramadas en las azoteas de sus casas, en sus patios, en los atrios del templo de Dios o en las plazas justo dentro de la puerta del Agua y de la puerta de EfraÃn.
Esdras leyó del libro de la ley de Dios en cada uno de los siete dÃas del festival. Luego, al octavo dÃa, realizaron una asamblea solemne, tal como lo exigÃa la ley.