Have not I commanded thee? Be strong and of a good courage; be not afraid, neither be thou dismayed: for the LORD thy God is with thee whithersoever thou goest.
Sanbalat, TobÃas, Gesem el árabe y los demás enemigos nuestros descubrieron que yo habÃa terminado la reconstrucción de la muralla y que no quedaba ninguna brecha; a pesar de que todavÃa no habÃamos levantado las puertas en sus respectivos lugares.
Cuatro veces me enviaron el mismo mensaje, y cada vez les respondà lo mismo.
La quinta vez, el sirviente de Sanbalat llegó con una carta abierta en su mano
que decÃa:«Circula un rumor entre las naciones vecinas, y Gesem me asegura que es cierto, que tú y los judÃos piensan rebelarse y que por eso reconstruyen la muralla. Según sus informes, tú te propones ser el rey.
Yo respondÃ: «Todo lo que dices es puro cuento. Tú mismo inventaste todo».
Solo trataban de intimidarnos, creÃan que podrÃan desalentarnos y detener la obra. De modo que seguà con el trabajo más decidido que nunca.
Más adelante fui a visitar a SemaÃas, hijo de DelaÃa y nieto de Mehetabel, que estaba recluido en su casa. Me dijo:—Reunámonos dentro del templo de Dios y cerremos las puertas con cerrojos. Tus enemigos vienen a matarte esta noche.
Cuando se enteraron nuestros enemigos y las naciones vecinas, se sintieron aterrorizados y humillados. Se dieron cuenta de que esta obra se habÃa realizado con la ayuda de nuestro Dios.
Durante esos cincuenta y dos dÃas, circularon muchas cartas entre TobÃas y los nobles de Judá.
Pues muchos en Judá le habÃan jurado lealtad porque su suegro era SecanÃas, hijo de Ara, y Johanán, su hijo, estaba casado con la hija de Mesulam, hijo de BerequÃas.
Constantemente ellos me hablaban de las buenas acciones de TobÃas, y luego le contaban todo lo que yo decÃa. Por su parte, TobÃas no dejaba de enviarme cartas amenazadoras a fin de intimidarme.