A comienzos de la siguiente primavera, en el mes de nisán, durante el año veinte del reinado de Artajerjes, le servÃa el vino al rey y, como nunca antes habÃa estado triste en su presencia,
Además le dije al rey:—Si al rey le agrada, permÃtame llevar cartas dirigidas a los gobernadores de la provincia al occidente del rÃo Éufrates, indicándoles que me permitan viajar sin peligro por sus territorios de camino a Judá.
Ahora bien, cuando Sanbalat, el horonita, y TobÃas, el oficial amonita, se enteraron de mi llegada, se molestaron mucho porque alguien habÃa venido para ayudar al pueblo de Israel.
Los funcionarios de la ciudad no supieron de mi salida ni de lo que hice, porque aún no le habÃa dicho nada a nadie sobre mis planes. TodavÃa no habÃa hablado con los lÃderes judÃos: los sacerdotes, los nobles, los funcionarios, ni con ningún otro en la administración;