Pero el Señor le dijo: “Tú querÃas construir el templo para honrar mi nombre; tu intención es buena,
pero no serás tú quien lo haga. Será uno de tus hijos quien construya el templo para honrarmeâ€.
»Ahora el Señor ha cumplido la promesa que hizo, porque he llegado a ser rey en lugar de mi padre y ocupo el trono de Israel, tal como el Señor lo prometió. He construido este templo para honrar el nombre del Señor, Dios de Israel.
Allà he colocado el arca, la cual contiene el pacto que el Señor hizo con el pueblo de Israel».
Luego Salomón, de pie ante el altar del Señor y frente a toda la comunidad de Israel, levantó las manos en oración.
Oró asÃ:«Oh Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú en los cielos ni en la tierra. Tú cumples tu pacto y muestras amor inagotable a quienes andan delante de ti de todo corazón.
Has cumplido tu promesa a tu siervo David, mi padre. Pronunciaste esa promesa con tu boca y hoy la has cumplido con tus propias manos.
»Ahora, oh Señor, Dios de Israel, lleva a cabo la otra promesa que le hiciste a tu siervo David, mi padre, cuando le dijiste: “Si tus descendientes cuidan su comportamiento y siguen mi ley con fidelidad, asà como tú lo has hecho, siempre habrá uno de ellos sentado en el trono de Israelâ€.
Ahora, oh Señor, Dios de Israel, cumple esta promesa que le hiciste a tu siervo David.
»¿Pero es realmente posible que Dios habite en la tierra, entre seres humanos? Ni siquiera los cielos más altos pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!
Sin embargo, escucha mi oración y mi súplica, oh Señor mi Dios. Oye el clamor y la oración que tu siervo te eleva.
Que atiendas las peticiones humildes y fervientes de mi parte y de tu pueblo Israel cuando oremos hacia este lugar. SÃ, óyenos desde el cielo donde tú vives y, cuando nos escuches, perdona.
»Si alguien agravia a otra persona y se le exige que haga juramento de inocencia ante tu altar en este templo,
oye entonces desde el cielo y juzga entre tus siervos, entre el acusador y el acusado. Paga al culpable según su merecido; absuelve al inocente debido a su inocencia.
»Si tu pueblo Israel cae derrotado ante sus enemigos por haber pecado contra ti, pero luego vuelve y reconoce tu nombre y eleva oraciones a ti en este templo,
oye entonces desde el cielo y perdona el pecado de tu pueblo Israel, y hazlo volver a esta tierra que diste a ellos y a sus antepasados.
»Si los cielos se cierran y no hay lluvia porque tu pueblo ha pecado contra ti, y si luego ellos oran hacia este templo y reconocen tu nombre y se apartan de sus pecados, porque tú los has castigado,
»Si hay hambre en la tierra, o pestes, o plagas en los cultivos, o ataques de langostas u orugas, o si los enemigos de tu pueblo invaden el territorio y sitian las ciudades —cualquiera sea el desastre o la enfermedad que ocurra—;
si luego tu pueblo Israel ora por sus dificultades con las manos levantadas hacia este templo,
oye entonces desde el cielo donde vives, y perdona. Haz con tu pueblo según merecen sus acciones, porque solo tú conoces el corazón de cada ser humano.
Entonces ellos te temerán y andarán en tus caminos mientras vivan en la tierra que diste a nuestros antepasados.
»En el futuro, los extranjeros que no pertenezcan a tu pueblo Israel oirán de ti. Vendrán de tierras lejanas cuando oigan de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo poderoso. Cuando ellos oren en dirección a este templo,
»Si tu pueblo sale a donde tú lo envÃas a luchar contra sus enemigos, y si ora a ti en dirección a esta ciudad que has escogido y hacia este templo que yo he construido para honrar tu nombre,
oye entonces desde el cielo sus oraciones y defiende su causa.
»Ahora levántate, oh Señor Dios, y entra en tu lugar de descanso,    junto con el arca, sÃmbolo de tu poder. Que tus sacerdotes, oh Señor Dios, se vistan de salvación;    que tus leales servidores se alegren en tu bondad.
Oh Señor Dios, no rechaces al rey que has ungido.    Recuerda tu amor inagotable hacia tu siervo David».