Dio esta orden a los levitas, quienes debÃan enseñar a todo Israel y quienes habÃan sido apartados para servir al Señor: «Pongan el arca sagrada en el templo que construyó Salomón, hijo de David, rey de Israel. Ustedes ya no tienen que seguir cargándola de un sitio a otro sobre sus hombros. Ahora dediquen su tiempo a servir al Señor su Dios y a su pueblo Israel.
Los jefes de los levitas —ConanÃas y sus hermanos SemaÃas y Natanael, al igual que HasabÃas, Jeiel y Josabad— dieron cinco mil corderos y cabritos, y quinientas cabezas de ganado a los levitas para sus ofrendas de la Pascua.
Cuando todo estaba listo para la celebración de la Pascua, los sacerdotes y los levitas ocuparon sus lugares, organizados según sus divisiones, tal como el rey lo habÃa ordenado.
Luego los levitas mataron los corderos de la Pascua y presentaron la sangre a los sacerdotes, quienes la rociaron sobre el altar mientras los levitas preparaban los animales.
Luego asaron los corderos de la Pascua como estaba establecido. Hirvieron las ofrendas sagradas en ollas, calderos y sartenes, y las llevaron rápidamente a la gente para que comiera.
Los músicos, descendientes de Asaf, estaban en sus lugares asignados y seguÃan las órdenes que les habÃan dado David, Asaf, Hemán y Jedutún, vidente del rey. Los porteros cuidaban las puertas y no era necesario que se alejaran de sus puestos de servicio porque sus hermanos levitas les preparaban sus ofrendas de la Pascua.
Toda la ceremonia de la Pascua del Señor se terminó en ese dÃa. Todas las ofrendas quemadas fueron sacrificadas en el altar del Señor, como lo habÃa ordenado el rey JosÃas.
Entonces los arqueros enemigos hirieron al rey JosÃas con sus flechas y el rey gritó a sus hombres: «¡Sáquenme de la batalla, porque estoy gravemente herido!».
El profeta JeremÃas compuso cantos fúnebres en honor de JosÃas, y hasta el dÃa de hoy los coros siguen entonando estos tristes cantos acerca de su muerte. Estos cantos de duelo se han convertido en una tradición y están registrados en El libro de los lamentos.
Los demás acontecimientos del reinado de JosÃas y sus actos de devoción (realizados según lo que estaba escrito en la ley del Señor),
desde el principio hasta el fin, están registrados en El libro de los reyes de Israel y de Judá.