Les dijo: «¡Levitas, escúchenme! PurifÃquense ustedes y purifiquen el templo del Señor, Dios de sus antepasados. Quiten del santuario todos los objetos contaminados.
de la familia de Elizafán: Simri y Jeiel;de la familia de Asaf: ZacarÃas y MatanÃas;
de la familia de Hemán: Jehiel y Simei;de la familia de Jedutún: SemaÃas y Uziel.
Estos hombres reunieron a sus hermanos levitas, y todos se purificaron. Luego empezaron a purificar el templo del Señor, tal como el rey lo habÃa ordenado. Se aseguraron de seguir todas las instrucciones del Señor al hacer su trabajo.
Los sacerdotes entraron en el santuario del templo del Señor para purificarlo y sacaron al atrio del templo todos los objetos contaminados que encontraron. De allà los levitas los llevaron al valle de Cedrón.
Luego los levitas se presentaron ante el rey EzequÃas y le dieron el siguiente informe: «Hemos purificado todo el templo del Señor, el altar de las ofrendas quemadas con todos sus utensilios y la mesa del pan de la Presencia con todos sus utensilios.
Temprano a la mañana siguiente, el rey EzequÃas reunió a los funcionarios de la ciudad y fue al templo del Señor.
Llevaron siete toros, siete carneros y siete corderos como ofrenda quemada, junto con siete chivos como ofrenda por el pecado por el reino, por el templo y por Judá. El rey ordenó a los sacerdotes, descendientes de Aarón, que sacrificaran los animales en el altar del Señor.
Luego los sacerdotes mataron los chivos como ofrenda por el pecado y rociaron su sangre sobre el altar para hacer expiación por los pecados de todo Israel. El rey habÃa ordenado expresamente que esta ofrenda quemada asà como la ofrenda por el pecado se hicieran por todo Israel.
Luego el rey EzequÃas ubicó a los levitas en el templo del Señor provistos de cÃmbalos, liras y arpas. Obedeció todos los mandatos que el Señor le habÃa dado al rey David por medio de Gad, el vidente del rey, y del profeta Natán.
Entonces EzequÃas ordenó que pusieran la ofrenda quemada sobre el altar. Mientras se presentaba la ofrenda quemada, comenzaron los cánticos de alabanza al Señor, al son de las trompetas y de los demás instrumentos de David, rey anterior de Israel.
Toda la asamblea adoró al Señor mientras los cantores entonaban los cánticos y las trompetas sonaban, hasta que se terminaron todas las ofrendas quemadas.
El rey EzequÃas y los funcionarios ordenaron a los levitas que alabaran al Señor con los salmos escritos por David y por el vidente Asaf. De modo que ofrecieron alegres alabanzas y se inclinaron en adoración.
Sin embargo, no habÃa suficientes sacerdotes para preparar todas las ofrendas quemadas. Por eso sus parientes, los levitas, los ayudaron hasta terminar el trabajo, y hasta que se purificaran más sacerdotes, porque los levitas habÃan sido más cuidadosos en cuanto a purificarse que los sacerdotes.
Hubo abundancia de ofrendas quemadas, junto con las ofrendas lÃquidas habituales, y una gran cantidad de grasa de las muchas ofrendas de paz.Asà que se restituyó el servicio en el templo del Señor.
EzequÃas y todo el pueblo se alegraron por lo que Dios habÃa hecho por el pueblo, porque todo se habÃa llevado a cabo con tanta rapidez.