UzÃas declaró la guerra a los filisteos y derribó las murallas de Gat, Jabnia y Asdod. Luego construyó nuevas ciudades en la región de Asdod y en otras partes de Filistea.
Dios lo ayudó en las guerras contra los filisteos, en sus batallas contra los árabes de Gur y en sus guerras contra los meunitas.
Los meunitas le pagaban un tributo anual, y la fama del rey se extendió incluso hasta Egipto, porque habÃa llegado a ser muy poderoso.
Enfrentaron al rey UzÃas y le dijeron: «No es a usted, UzÃas, a quien corresponde quemar incienso al Señor. Eso es función exclusiva de los sacerdotes, los descendientes de Aarón, los cuales son apartados para este servicio. Salga del santuario, porque ha pecado. ¡El Señor Dios no le honrará por esto!».
UzÃas, que tenÃa en sus manos un recipiente para quemar incienso, se puso furioso; y mientras expresaba su rabia contra los sacerdotes, ante el altar del incienso en el templo del Señor, de pronto le brotó lepra en la frente.
Cuando AzarÃas, el sumo sacerdote, y los demás sacerdotes vieron la lepra, lo sacaron del templo a toda prisa. El propio rey estaba ansioso por salir porque el Señor lo habÃa herido.
Los demás acontecimientos del reinado de UzÃas, desde el principio hasta el fin, están registrados por el profeta IsaÃas, hijo de Amoz.
Cuando UzÃas murió, lo enterraron con sus antepasados; su tumba estaba en un cementerio cercano que pertenecÃa a los reyes, porque el pueblo decÃa: «TenÃa lepra». Su hijo Jotam lo sucedió en el trono.