Have not I commanded thee? Be strong and of a good courage; be not afraid, neither be thou dismayed: for the LORD thy God is with thee whithersoever thou goest.
En el año treinta y seis del reinado de Asa, Baasa, rey de Israel, invadió Judá y fortificó Ramá para que nadie pudiera entrar ni salir del territorio del rey Asa en Judá.
En respuesta, Asa retiró la plata y el oro de los tesoros del templo del Señor y del palacio real. Los envió al rey Ben-adad de Aram, quien gobernaba en Damasco, junto con el siguiente mensaje:
«Hagamos un tratado, tú y yo, como hicieron tu padre y mi padre. Mira, te envÃo plata y oro. Rompe el tratado con el rey Baasa de Israel, para que me deje en paz».
Apenas Baasa de Israel se enteró de lo que ocurrÃa, abandonó el proyecto de fortificar Ramá y detuvo todo el trabajo.
Entonces el rey Asa convocó a todos los hombres de Judá para que transportaran las piedras de construcción y la madera que Baasa habÃa estado usando para fortificar Ramá. Asa empleó esos mismos materiales para fortificar las ciudades de Geba y Mizpa.
Asà que murió en el año cuarenta y uno de su reinado.
Lo enterraron en la tumba que habÃa tallado para sà en la Ciudad de David. Fue puesto sobre una cama perfumada con especias dulces y ungüentos aromáticos, y la gente encendió una enorme hoguera funeraria en su honor.