—Su padre fue un amo muy duro —le dijeron—. Alivie los trabajos tan pesados y los impuestos tan altos que su padre impuso sobre nosotros. Entonces seremos sus leales súbditos.
Los consejeros ancianos contestaron:—Si se muestra bondadoso con este pueblo y hace todo lo posible por complacerlos y darles una respuesta favorable, ellos siempre serán sus leales súbditos.
Los jóvenes contestaron:—Asà deberÃa responder a esos que se quejan de todo y que quieren una carga más liviana: “¡Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre!
Por lo tanto, el rey no prestó atención al pueblo. Este giro en la historia ocurrió por voluntad de Dios, porque cumplÃa el mensaje que el Señor le habÃa dado a Jeroboam, hijo de Nabat, por medio del profeta AhÃas de Silo.
Cuando todos los israelitas se dieron cuenta de que el rey no iba a hacerles caso, respondieron: «¡Abajo la dinastÃa de David!    No nos interesa para nada el hijo de IsaÃ. ¡Regresa a tu casa, Israel!    Y tú, David, ¡cuida de tu propia casa!».Entonces el pueblo de Israel regresó a casa;
pero Roboam siguió gobernando a los israelitas que vivÃan en las ciudades de Judá.