y derrama el aceite sobre su cabeza. Dile: “Esto dice el Señor: ‘Yo te unjo para que seas rey de Israel’â€. Luego abre la puerta ¡y corre por tu vida!».
Entonces el joven profeta hizo lo que se le indicó y fue a Ramot de Galaad.
Entonces Jehú dejó a los otros y entró en la casa. Acto seguido, el joven profeta derramó el aceite sobre la cabeza de Jehú y dijo: «Esto es lo que el Señor, Dios de Israel, dice: “Yo te unjo rey del pueblo del Señor, Israel.
Los perros se comerán a Jezabel, la esposa de Acab, en la parcela en Jezreel, y nadie la enterraráâ€Â». Enseguida el joven profeta abrió la puerta y salió corriendo.
pero el rey Joram fue herido durante la batalla y regresó a Jezreel para recuperarse). Asà que Jehú dijo a sus hombres: «Si ustedes quieren que yo sea rey, no dejen que nadie salga de la ciudad y vaya a Jezreel para informar lo que hemos hecho».
Cuando el centinela de la torre de Jezreel divisó a Jehú y a sus acompañantes acercándose, gritó a Joram:—¡Una compañÃa de soldados se aproxima!—Manda a un jinete a preguntarles si vienen en son de paz —ordenó el rey Joram.
El rey Joram preguntó:—¿Vienes en son de paz, Jehú?—¿Cómo puede haber paz cuando la idolatrÃa y la brujerÃa de tu madre, Jezabel, están por todas partes? —contestó Jehú.
Entonces el rey Joram, dando vuelta a sus caballos para huir, le gritó a OcozÃas: «¡Traición, OcozÃas!».
Jehú tensó su arco y le disparó a Joram entre los hombros. La flecha le atravesó el corazón, y Joram cayó muerto dentro de su carro.
Luego Jehú le dijo a su oficial, Bidcar: «Arrójenlo en la parcela que perteneció a Nabot de Jezreel. ¿Recuerdas cuando tú y yo Ãbamos a caballo detrás de su padre, Acab? El Señor declaró este mensaje en su contra cuando dijo:
OcozÃas habÃa comenzado a reinar en Judá durante el año once del reinado de Joram, hijo de Acab.
Cuando Jezabel, la reina madre, supo que Jehú habÃa llegado a Jezreel, se pintó los párpados, se arregló el cabello y se sentó frente a una ventana.
Cuando Jehú entró por la puerta del palacio, ella le gritó: «¿Has venido en son de paz, asesino? ¡Tú eres igual a Zimri, quien mató a su amo!».
«¡TÃrenla abajo!», gritó Jehú. Asà que la arrojaron por la ventana, y su sangre salpicó la pared y los caballos; y Jehú pisoteó el cuerpo de Jezabel con las patas de sus caballos.