Hiram, rey de Tiro, siempre habÃa sido un amigo fiel del rey David. Cuando Hiram se enteró de que Salomón, hijo del rey David, era el nuevo rey de Israel, envió embajadores a felicitarlo.
Entonces Salomón le respondió a Hiram con el siguiente mensaje:
«Tú sabes que mi padre, David, no pudo construir un templo para honrar el nombre del Señor su Dios, debido a la cantidad de guerras que le hicieron las naciones vecinas. No podÃa construir hasta que el Señor le diera la victoria sobre todos sus enemigos.
Sin embargo, ahora el Señor mi Dios me ha dado paz en todo el territorio; no tengo enemigos, y todo marcha bien.
Cuando Hiram recibió el mensaje de Salomón, se puso muy contento y dijo: «Alabado sea hoy el Señor por haberle dado a David un hijo sabio para que sea rey de la gran nación de Israel».
Mis siervos llevarán los troncos desde las montañas del LÃbano hasta el mar Mediterráneo y los pondrán en forma de balsas para que floten a lo largo de la costa hacia el lugar que tú decidas. Luego desarmaremos las balsas para que ustedes puedan llevarse los troncos. Puedes pagarme proveyendo alimentos para mi casa».
Salomón le enviaba, a cambio, un pago anual de 4.400.000 kilos de trigo para su casa y 440.000 litros de aceite de oliva puro.
El Señor le dio sabidurÃa a Salomón tal como se lo habÃa prometido. Asà que Hiram y Salomón formaron una alianza de paz.
Luego el rey Salomón impuso trabajo forzado a treinta mil trabajadores de todo Israel.
Los envió al LÃbano en turnos de diez mil por mes, de modo que cada hombre estuviera un mes en el LÃbano y dos meses en casa. Adoniram estaba a cargo de estos trabajadores.