Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y a los demás lÃderes de la ciudad donde vivÃa Nabot.
En esas cartas daba la siguiente orden: «Convoquen a todos los ciudadanos a que se reúnan para hacer ayuno y oración y denle a Nabot un lugar de honor.
En cuanto Jezabel oyó la noticia, le dijo a Acab: «¿Recuerdas el viñedo que Nabot no querÃa venderte? Bueno, pues, ¡ahora es tuyo! ¡Nabot está muerto!».
Entonces Acab bajó de inmediato al viñedo de Nabot para tomarlo en posesión.
Voy a destruir a tu familia como lo hice con la familia de Jeroboam, hijo de Nabat, y con la familia de Baasa, hijo de AhÃas, ¡porque me hiciste enojar mucho e hiciste pecar a Israel!â€.
»En cuanto a Jezabel, el Señor dice: “Los perros se comerán el cuerpo de Jezabel en la parcela de Jezreelâ€.
»A los miembros de la familia de Acab que mueran en la ciudad, se los comerán los perros, y a los que mueran en el campo se los comerán los buitres.
(Nunca nadie se entregó tanto a hacer lo que es malo a los ojos del Señor como Acab, bajo la influencia de su esposa Jezabel.
La peor infamia que cometió fue rendir culto a Ãdolos tal como habÃan hecho los amorreos, pueblo que el Señor habÃa expulsado de la tierra del paso de los israelitas).
Sin embargo, cuando Acab escuchó este mensaje, rasgó su ropa, se vistió de tela áspera e hizo ayuno. Hasta dormÃa vestido de tela áspera y andaba de luto.