Asà que pusieron el arca de Dios en una carreta nueva y la retiraron de la casa de Abinadab, que estaba en una colina. Al salir de la casa, Uza y AhÃo, hijos de Abinadab, guiaban la carreta
que cargaba el arca de Dios. AhÃo caminaba delante del arca.
David y todo el pueblo de Israel celebraban ante el Señor, entonando canciones y tocando todo tipo de instrumentos musicales: liras, arpas, panderetas, castañuelas y cÃmbalos.
Cuando llegaron al campo de trillar de Nacón, los bueyes tropezaron, y Uza extendió la mano para sujetar el arca de Dios.
Entonces se encendió el enojo del Señor contra Uza, y Dios lo hirió de muerte debido a lo que hizo. Asà fue como Uza murió allà mismo junto al arca de Dios.
Entonces David se enojó porque la ira de Dios se habÃa desatado contra Uza y llamó a ese lugar Fares-uza (que significa «desatarse contra Uza»), nombre que conserva hasta el dÃa de hoy.
Por lo tanto, David decidió no trasladar el arca de Dios a la Ciudad de David, sino que la llevó a la casa de Obed-edom, en Gat.
El arca del Señor permaneció en la casa de Obed-edom por tres meses, y el Señor bendijo a Obed-edom y a los de su casa.
Entonces le dijeron al rey David: «El Señor ha bendecido a los de la casa de Obed-edom y a todo lo que tiene a causa del arca de Dios». Luego David fue y llevó el arca de Dios de la casa de Obed-edom a la Ciudad de David con gran celebración.
Cuando los hombres que llevaban el arca del Señor dieron apenas seis pasos, David sacrificó un toro y un ternero engordado.
Y David danzó ante el Señor con todas sus fuerzas, vestido con una vestidura sacerdotal.
David y todo el pueblo trasladaron el arca del Señor entre gritos de alegrÃa y toques de cuernos de carnero.
Asà que trasladaron el arca y la colocaron en su lugar dentro de la carpa especial que David le habÃa preparado. David sacrificó al Señor ofrendas quemadas y ofrendas de paz.
¡Asà es, y estoy dispuesto a quedar en ridÃculo e incluso a ser humillado ante mis propios ojos! Pero esas sirvientas que mencionaste, ¡de seguro seguirán pensando que soy distinguido!
Y Mical, la hija de Saúl, nunca tuvo hijos en toda su vida.