David entonó este cántico al Señor el dÃa que el Señor lo rescató de todos sus enemigos y de Saúl.
Cantó asÃ: «El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi salvador;   Â
mi Dios, mi roca, en quien encuentro protección. Él es mi escudo, el poder que me salva    y mi lugar seguro. Él es mi refugio, mi salvador,    el que me libra de la violencia.
El Señor retumbó desde el cielo;    la voz del AltÃsimo resonó.
Disparó flechas y dispersó a sus enemigos;    destelló su relámpago, y ellos quedaron confundidos.
Luego, a la orden del Señor,    a la ráfaga de su aliento, pudo verse el fondo del mar,    y los cimientos de la tierra quedaron al descubierto.
»Él extendió la mano desde el cielo y me rescató;    me sacó de aguas profundas.
Me rescató de mis enemigos poderosos,    de los que me odiaban y eran demasiado fuertes para mÃ.
Me atacaron en un momento de angustia,    pero el Señor me sostuvo.
Me condujo a un lugar seguro;    me rescató porque en mà se deleita.
El Señor me recompensó por hacer lo correcto;    me restauró debido a mi inocencia.
Pues he permanecido en los caminos del Señor;    no me he apartado de mi Dios para seguir el mal.
He seguido todas sus ordenanzas, Â Â Â nunca he abandonado sus decretos.
Soy intachable delante de Dios; Â Â Â me he abstenido del pecado.
El Señor me recompensó por hacer lo correcto;    ha visto mi inocencia.
»Con los fieles te muestras fiel;    a los Ãntegros les muestras integridad.
Con los puros te muestras puro, Â Â Â pero te muestras hostil con los perversos.
Rescatas al humilde, Â Â Â pero tus ojos observan al orgulloso y lo humillas.
Oh Señor, tú eres mi lámpara;    el Señor ilumina mi oscuridad.
»El camino de Dios es perfecto.    Todas las promesas del Señor demuestran ser verdaderas.    Él es escudo para todos los que buscan su protección.
»Me diste la victoria sobre los que me acusaban.    Me preservaste como gobernante de naciones;    ahora me sirve gente que ni siquiera conozco.
Naciones extranjeras se arrastran ante mÃ; Â Â Â en cuanto oyen hablar de mÃ, se rinden.
Todas pierden el valor    y salen temblando desde sus fortalezas.
»¡El Señor vive! ¡Alabanzas a mi Roca!    ¡Exaltado sea Dios, la Roca de mi salvación!