Al verlos, Jacob exclamó: «¡Este es el campamento de Dios!». Por eso llamaron a aquel lugar Mahanaim.
Entonces Jacob envió mensajeros por delante a su hermano Esaú, quien vivÃa en la región de Seir, en la tierra de Edom.
Y les dijo: «Den este mensaje a mi señor Esaú: “Humildes saludos de tu siervo Jacob. Hasta el momento, estuve viviendo con el tÃo Labán,
y ahora soy dueño de ganado, burros, rebaños de ovejas y de cabras, y muchos siervos, tanto varones como mujeres. He enviado a estos mensajeros por delante para informar a mi señor de mi llegada, con la esperanza de que me recibas con bondadâ€Â».
treinta camellas con sus crÃas, cuarenta vacas, diez toros, veinte burras y diez burros.
Separó esos animales en manadas y asignó cada manada a un siervo distinto. Luego dijo a estos siervos: «Vayan delante de mà con los animales, pero guarden una buena distancia entre las manadas».
Jacob dio las mismas instrucciones a los siervos a cargo del segundo y tercer grupo, y a todos los que iban detrás de las manadas: «Cuando se encuentren con Esaú, deben responder lo mismo,
—Tu nombre ya no será Jacob —le dijo el hombre—. De ahora en adelante, serás llamado Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
Jacob llamó a aquel lugar Peniel (que significa «rostro de Dios»), porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y sin embargo, conservo la vida».
El sol salÃa cuando Jacob dejó Peniel y se fue cojeando debido a su cadera dislocada.
(Hasta el dÃa de hoy, el pueblo de Israel no come del tendón que está cerca de la articulación de la cadera, debido a lo que ocurrió aquella noche cuando el hombre torció el tendón de la cadera de Jacob).