Esto disgustó mucho a Abraham, porque Ismael era su hijo;
pero Dios le dijo a Abraham: «No te alteres por el muchacho y tu sierva. Haz todo lo que Sara te diga, porque Isaac es el hijo mediante el cual procederán tus descendientes.
Asà que a la mañana siguiente Abraham se levantó temprano, preparó comida y un recipiente de agua, y amarró todo a los hombros de Agar. Luego la despidió junto con su hijo, y ella anduvo errante por el desierto de Beerseba.
Cuando se acabó el agua, Agar puso al muchacho a la sombra de un arbusto.
Entonces se alejó y se sentó sola a unos cien metros de distancia. Se echó a llorar y dijo: «No quiero ver morir al muchacho».
Júrame en nombre de Dios que nunca me engañarás ni a mÃ, ni a mis hijos, ni a ninguno de mis descendientes. Yo te he sido leal, asà que ahora jura que tú me serás leal a mà y a esta nación donde vives como extranjero.
Abraham respondió:—¡SÃ, lo juro!
Entonces Abraham se quejó con Abimelec por un pozo que los siervos de Abimelec habÃan quitado por la fuerza a los siervos de Abraham.