Este es el relato de la creación de los cielos y la tierra.
no crecÃan en ella plantas salvajes ni grano porque el Señor Dios aún no habÃa enviado lluvia para regar la tierra, ni habÃa personas que la cultivaran.
En cambio, del suelo brotaban manantiales que regaban toda la tierra.
Luego el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Sopló aliento de vida en la nariz del hombre, y el hombre se convirtió en un ser viviente.
El Señor Dios hizo que crecieran del suelo toda clase de árboles: árboles hermosos y que daban frutos deliciosos. En medio del huerto puso el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal.
Entonces el Señor Dios formó de la tierra todos los animales salvajes y todas las aves del cielo. Los puso frente al hombre para ver cómo los llamarÃa, y el hombre escogió un nombre para cada uno de ellos.
Entonces el Señor Dios hizo que el hombre cayera en un profundo sueño. Mientras el hombre dormÃa, el Señor Dios le sacó una de sus costillas y cerró la abertura.
Entonces el Señor Dios hizo de la costilla a una mujer, y la presentó al hombre.
«¡Al fin! —exclamó el hombre—. ¡Esta es hueso de mis huesos    y carne de mi carne! Ella será llamada “mujer†   porque fue tomada del hombre».