Ellos son del mundo; por eso, lo que hablan es del mundo, y el mundo los oye.
Nosotros somos de Dios, y el que conoce a Dios nos oye; y el que no es de Dios no nos oye. En esto conocemos el EspÃritu de verdad y el espÃritu de error.
En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor. Porque el temor conlleva castigo, y el que teme no ha sido perfeccionado en el amor.
Si alguien dice: "Yo amo a Dios" y odia a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.