Apacentad el rebaño de Dios que está a vuestro cargo, cuidándolo no por la fuerza, sino de buena voluntad según Dios; no por ganancias deshonestas, sino de corazón;
no como teniendo señorÃo sobre los que están a vuestro cargo, sino como ejemplos para el rebaño.
Asimismo vosotros, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y revestÃos todos de humildad unos para con otros, porque: Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes.