Yo deseaba retenerlo conmigo, para que en tu lugar me sirviera en mis prisiones por el evangelio.
Pero sin tu consentimiento no quise hacer nada, para que tu bondad no fuera como por obligación, sino de buena voluntad.
Pues quizás por esta razón se apartó por un tiempo, para que lo recibas ahora para siempre;
ya no como a un esclavo, sino más que esclavo, como a un hermano amado, especialmente para mÃ, pero con mayor razón para ti, tanto en la carne como en el Señor.
Asà que, si me tienes por compañero, recÃbele como a mà mismo.
Si en algo te hizo daño, o te debe, ponlo a mi cuenta.