No reprendas con dureza al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos;
a las ancianas, como a madres; y a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.
Honra a las viudas que realmente sean viudas.
Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan primero a ser piadosos con los de su propia casa y a recompensar a sus padres, porque esto es aceptable delante de Dios.
Ahora bien, la que es realmente viuda, y que ha quedado sola, ha puesto su esperanza en Dios y persevera en súplica y oraciones de noche y de dÃa;
pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta.
que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos, si ha practicado la hospitalidad, si ha lavado los pies de los santos, si ha socorrido a los afligidos y si se ha dedicado a toda buena obra.
Pero no admitas a las viudas más jóvenes, porque cuando sus pasiones las apartan de Cristo, quieren casarse,
estando bajo juicio por haber abandonado su primer compromiso.
Por eso quiero que las más jóvenes se casen, crÃen hijos, gobiernen su casa y no den al adversario ninguna ocasión de reproche;
porque ya algunas se han extraviado en pos de Satanás.
Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, cuÃdelas. No sea carga para la iglesia, a fin de que haya lo suficiente para las que realmente son viudas.
Los ancianos que dirigen bien sean tenidos por dignos de doble honor, especialmente los que trabajan arduamente en la palabra y en la enseñanza.
Porque la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla. Además: "El obrero es digno de su salario."
No admitas acusación contra un anciano a no ser que haya dos o tres testigos.
Requiero solemnemente delante de Dios y de Cristo Jesús y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicio, no haciendo nada con parcialidad.