"Él te humilló y te hizo sufrir hambre, pero te sustentó con maná, comida que tú no conocÃas, ni tus padres habÃan conocido jamás. Lo hizo para enseñarte que no sólo de pan vivirá el hombre, sino que el hombre vivirá de toda palabra que sale de la boca de Jehovah.
"Tu vestido nunca se ha envejecido sobre ti, ni tu pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.
Reconoce, pues, en tu corazón, que como un hombre corrige a su hijo, asà te corrige Jehovah tu Dios.
"Ciertamente Jehovah tu Dios te introduce en una buena tierra: tierra de arroyos de agua, de manantiales y de fuentes del abismo que brotan en los valles y en los montes;
tierra de trigo, de cebada, de vides, de higueras y de granados; tierra de olivos ricos en aceite y de miel;
tierra en la cual no comerás el pan con escasez, pues nada te faltará en ella; tierra cuyas piedras son de hierro y de cuyas montañas extraerás cobre.
Comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehovah tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.
"CuÃdate de no olvidarte de Jehovah tu Dios, dejando de guardar sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te mando hoy.
No sea que cuando comas y te sacies, cuando edifiques buenas casas y las habites,
cuando se multipliquen tus vacas y tus ovejas, cuando se multipliquen la plata y el oro, y cuando se multiplique todo lo que tienes,
entonces se llegue a enaltecer tu corazón y te olvides de Jehovah tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.
Él es quien te hizo caminar por un desierto grande y terrible, de serpientes ardientes y de escorpiones; una tierra sedienta donde no habÃa agua. Él es quien sacó para ti agua del duro pedernal.
Él es quien te sustentó en el desierto con maná, comida que no habÃan conocido tus padres, con el propósito de humillarte y probarte para al final hacerte bien.
No sea que digas en tu corazón: 'Mi fuerza y el poder de mi mano me han traÃdo esta prosperidad.'