y lo que en mi cuerpo era prueba para vosotros, no lo desechasteis ni lo menospreciasteis. Al contrario, me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.
¿Dónde está, pues, vuestra bienaventuranza? Porque os doy testimonio de que si hubiera sido posible, os habrÃais sacado vuestros ojos para dármelos.
¿Resulta que ahora me he hecho vuestro enemigo por deciros la verdad?
Ellos tienen celo por vosotros, pero no para bien; al contrario, quieren aislaros para que vosotros tengáis celo por ellos.
Bueno es ser siempre celosos del bien, y no solamente cuando estoy presente con vosotros.
Hijitos mÃos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros,
yo quisiera estar ahora con vosotros y cambiar el tono de mi voz, porque estoy perplejo en cuanto a vosotros.