Porque la tristeza que es según Dios genera arrepentimiento para salvación, de que no hay que lamentarse; pero la tristeza del mundo degenera en muerte.
Asà que, si bien os escribÃ, no fue por causa del que cometió la ofensa ni por causa del que la padeció, sino para que vuestra solicitud por nosotros se manifestara entre vosotros en la presencia de Dios.
Por tanto, hemos sido consolados. Pero mucho más que por nuestra consolación, nos gozamos por el gozo de Tito, porque su espÃritu ha sido reanimado por todos vosotros.
Ahora sus sentimientos se han intensificado con respecto a vosotros, recordando la obediencia de todos vosotros, de cómo lo recibisteis con temor y temblor.