Por tanto pregunto: ¿Acaso rechazó Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! Porque yo mismo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de BenjamÃn.
como está escrito: Dios les dio espÃritu de estupor, ojos para no ver, y oÃdos para no oÃr, hasta el dÃa de hoy.
Y David dice: Que su mesa se convierta en trampa y red, en tropezadero y retribución para ellos.
Que sus ojos se oscurezcan para no ver, y haz que su espalda se doblegue para siempre.
Pregunto pues: ¿Acaso tropezaron para que cayesen? ¡De ninguna manera! Más bien, con la transgresión de ellos ha venido la salvación a los gentiles, para que ellos sean provocados a celos.
Y si su transgresión es la riqueza del mundo y su fracaso es la riqueza de los gentiles, ¡cuánto más será la plena restauración de ellos!
Y a vosotros los gentiles digo: Por cuanto yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio,
por si de alguna manera pueda provocar a celos a los de mi carne y hacer salvos a algunos de ellos.
Y si algunas de las ramas fueron desgajadas y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado entre ellas y has sido hecho copartÃcipe de la raÃz, es decir, de la abundante savia del olivo,
no te jactes contra las demás ramas. Pero aunque te jactes en contra de ellas, no eres tú quien sustentas a la raÃz, sino la raÃz a ti.
Entonces dirás: "Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado."
Está bien; por su incredulidad fueron desgajadas. Pero tú por tu fe estás firme. No te ensoberbezcas, sino teme;
porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
Porque Dios encerró a todos bajo desobediencia, para tener misericordia de todos.
¡Oh la profundidad de las riquezas, y de la sabidurÃa y del conocimiento de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios e inescrutables sus caminos!