Entonces AnanÃas fue y entró en la casa; le puso las manos encima y dijo: --Saulo, hermano, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venÃas, me ha enviado para que recuperes la vista y seas lleno del EspÃritu Santo.
De inmediato le cayó de los ojos algo como escamas, y volvió a ver. Se levantó y fue bautizado;
y habiendo comido, recuperó las fuerzas. Saulo estuvo por algunos dÃas con los discÃpulos que estaban en Damasco.
Y en seguida predicaba a Jesús en las sinagogas, diciendo: --Éste es el Hijo de Dios.
predicando con valentÃa en el nombre del Señor. Hablaba y discutÃa con los helenistas, pero ellos procuraban matarle.
Luego, cuando los hermanos lo supieron, le acompañaron hasta Cesarea y le enviaron a Tarso.
Entonces por toda Judea, Galilea y Samaria la iglesia tenÃa paz. Iba edificándose y vivÃa en el temor del Señor, y con el consuelo del EspÃritu Santo se multiplicaba.
Allà encontró a cierto hombre llamado Eneas, que estaba postrado en cama desde hacÃa ocho años, pues era paralÃtico.
Pedro le dijo: "Eneas, ¡Jesucristo te sana! Levántate y arregla tu cama." De inmediato se levantó,
y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.
Entonces habÃa en Jope cierta discÃpula llamada Tabita, que traducido es Dorcas. Ella estaba llena de buenas obras y de actos de misericordia que hacÃa.
Como Lida estaba cerca de Jope, los discÃpulos, al oÃr que Pedro estaba allÃ, le enviaron dos hombres para que le rogaran: "No tardes en venir hasta nosotros."
Entonces Pedro se levantó y fue con ellos. Cuando llegó, le llevaron a la sala y le rodearon todas las viudas, llorando y mostrándole las túnicas y los vestidos que Dorcas hacÃa cuando estaba con ellas.