Entonces Saulo asolaba a la iglesia. Entrando de casa en casa, arrastraba tanto a hombres como a mujeres y los entregaba a la cárcel.
Entonces, los que fueron esparcidos anduvieron anunciando la palabra.
Y Felipe descendió a la ciudad de Samaria y les predicaba a Cristo.
Cuando la gente oÃa y veÃa las señales que hacÃa, escuchaba atentamente y de común acuerdo lo que Felipe decÃa.
Porque de muchas personas salÃan espÃritus inmundos, dando grandes gritos, y muchos paralÃticos y cojos eran sanados;
de modo que habÃa gran regocijo en aquella ciudad.
HacÃa tiempo habÃa en la ciudad cierto hombre llamado Simón, que practicaba la magia y engañaba a la gente de Samaria, diciendo ser alguien grande.