Luego Agripa dijo a Pablo: --Se te permite hablar por ti mismo. Entonces Pablo extendió la mano y comenzó su defensa:
--Me tengo por dichoso que haya de exponer hoy mi defensa delante de ti, oh rey Agripa, acerca de todas las cosas de las que soy acusado por los judÃos;
mayormente por ser tú conocedor de todas las costumbres y cuestiones de los judÃos. Por lo tanto, te ruego que me escuches con paciencia.
Muchas veces, castigándoles en todas las sinagogas, procuraba obligarles a blasfemar; y enfurecido en extremo contra ellos, los perseguÃa hasta en las ciudades extranjeras.
En esto estaba ocupado cuando iba a Damasco con autorización y comisión de los principales sacerdotes.
En el camino a mediodÃa, oh rey, vi que desde el cielo una luz, más resplandeciente que el sol, alumbró alrededor de mà y de los que viajaban conmigo.
para abrir sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios, para que reciban perdón de pecados y una herencia entre los santificados por la fe en mÃ."
Por lo cual, oh rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial.