Tú conoces los mandamientos: No cometas homicidio, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre.
Entonces al mirarlo Jesús, le amó y le dijo: --Una cosa te falta: Anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres; y tendrás tesoro en el cielo. Y ven; sÃgueme.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discÃpulos: --¡Cuán difÃcilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
Los discÃpulos se asombraron por sus palabras; pero Jesús, respondiendo de nuevo, les dijo: --Hijitos, ¡cuán difÃcil es entrar en el reino de Dios!
Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.
Entonces Jesús, mirándolos, les dijo: --Para los hombres es imposible; pero no para Dios. Porque para Dios todas las cosas son posibles.
Pedro comenzó a decirle: --He aquÃ, nosotros hemos dejado todo y te hemos seguido.
Jesús le dijo: --De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos, por causa de mà y del evangelio,
que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, con persecuciones; y en la edad venidera, la vida eterna.
Pero muchos primeros serán los últimos, y los últimos, primeros.