El primer dÃa de la fiesta de los panes sin levadura, los discÃpulos se acercaron a Jesús diciendo: --¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer la Pascua?
Él dijo: --Id a la ciudad, a cierto hombre, y decidle: "El Maestro dice: 'Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discÃpulos.'"
Los discÃpulos hicieron como Jesús les mandó y prepararon la Pascua.
Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama GetsemanÃ, y dijo a los discÃpulos: --Sentaos aquÃ, hasta que yo vaya allá y ore.
Tomó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.
Entonces les dijo: --Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quedaos aquà y velad conmigo.
Pasando un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: --Padre mÃo, de ser posible, pase de mà esta copa. Pero, no sea como yo quiero, sino como tú.
Por segunda vez se apartó y oró diciendo: --Padre mÃo, si no puede pasar de mà esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
Cuando volvió otra vez, los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.
Dejándolos, se apartó de nuevo y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.
Entonces volvió a sus discÃpulos y les dijo: --¿TodavÃa estáis durmiendo y descansando? He aquà la hora está cerca, y el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de pecadores.
¡Levantaos, vamos! He aquà está cerca el que me entrega.
Entonces comenzó a maldecir y a jurar: --¡No conozco al hombre! En seguida cantó el gallo,
y Pedro se acordó de las palabras de Jesús que habÃa dicho: "Antes que cante el gallo, tú me negarás tres veces." Y saliendo fuera, lloró amargamente.