Entonces Balaam pronunció su profecÃa y dijo: "Desde Siria me trajo Balac, rey de Moab, desde las montañas del oriente. 'Ven', dijo; 'maldÃceme a Jacob. Ven; condena a Israel.'
"¿Cómo he de maldecir a quien Dios no maldice? ¿Y cómo he de condenar al que Jehovah no condena?
Porque desde la cumbre de las peñas lo veo; desde las colinas lo diviso. He aquà un pueblo que ha de habitar solitario y que no ha de ser contado entre las naciones.
Entonces lo llevó al campo de Zofim, en la cumbre del Pisga, y allà edificó siete altares y ofreció en holocausto un toro y un carnero en cada altar.
No hay encantamiento contra Jacob, ni adivinación contra Israel. Ahora se dirá de Jacob y de Israel: '¡Lo que Dios ha hecho!'
¡He aquà un pueblo que se levanta como leona, que se yergue como león! No se echará hasta que coma la presa y beba la sangre de los que ha matado."
Entonces Balac dijo a Balaam: --Ya que no lo maldices, ¡por lo menos no lo bendigas!
Luego Balaam respondió y dijo a Balac: --¿No te he dicho que todo lo que Jehovah diga, eso he de hacer?