¡Ay de la ciudad sanguinaria! Toda ella es engaño; está llena de pillaje y de incesante rapiña.
Viene sonido de látigo, estruendo de ruedas, caballos galopando, carros que rebotan,
jinetes que avanzan, resplandor de espada y fulgor de lanza. Habrá gran número de muertos y multitud de cadáveres. Tan numerosos serán sus cuerpos, que tropezarán en ellos.
Esto sucederá debido a la multitud de las fornicaciones de la prostituta, de bella apariencia y experta en hechizos, que seduce a las naciones con sus fornicaciones y a los pueblos con sus hechizos.
Todas las fortificaciones son como higueras cargadas de higos: Si las sacuden, caerán en la boca del que los ha de comer.
He aquà que tu pueblo en medio de ti es como las mujeres. Las puertas de tu tierra serán abiertas de par en par a tus enemigos; el fuego consumirá tus cerrojos.
Allà te devorará el fuego, y la espada te exterminará como devora la langosta. ¡MultiplÃcate como el saltón! ¡MultiplÃcate como la langosta!
Aumentaste tus mercaderes más que las estrellas del cielo. Como langostas desplegaron las alas y volaron.
Tus oficiales serán como saltamontes, y tus capitanes como enjambre de langostas que se asientan sobre los vallados en un dÃa de frÃo, y que salido el sol huyen, y su lugar no se conoce más.
¡Se han dormido tus pastores, oh rey de Asiria; han reposado tus valientes! Tu pueblo se ha dispersado por los montes, y no hay quien lo reúna.