El rey mandó llamar a los magos, a los encantadores, a los hechiceros y a los caldeos para que le declarasen sus sueños. Vinieron y se presentaron delante del rey.
Y el rey les dijo: --He tenido un sueño, y mi espÃritu se ha turbado por entender el sueño.
Entonces los caldeos dijeron al rey en arameo: --¡Oh rey, para siempre vivas! Di el sueño a tus siervos, y te declararemos la interpretación.
Los caldeos respondieron delante del rey: --No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto del rey, porque ningún rey grande y poderoso ha pedido cosa semejante a ningún mago ni encantador ni caldeo.
Además, el asunto que el rey demanda es difÃcil, y no hay delante del rey quien lo pueda declarar, salvo los dioses, cuya morada no está con los mortales.
Por esto, el rey se enfureció y se airó muchÃsimo, y mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia.
Se promulgó el decreto, para que los sabios fuesen llevados a la muerte. Y buscaron a Daniel y a sus compañeros para que fuesen muertos.
Entonces Daniel se dirigió con prudencia y discreción a Arioc, capitán de la guardia del rey, quien habÃa salido para matar a los sabios de Babilonia.
Habló y dijo a Arioc, oficial del rey: --¿Cual es la causa por la que se ha promulgado este decreto tan severo de parte del rey? Entonces Arioc declaró el asunto a Daniel.
Daniel entró y pidió al rey que le diese tiempo para que le declarase la interpretación.
Luego Daniel fue a su casa y dio a conocer el asunto a AnanÃas, Misael y AzarÃas, sus compañeros,
a fin de implorar misericordia del Dios de los cielos con respecto a este misterio, para que Daniel y sus compañeros no pereciesen junto con el resto de los sabios de Babilonia.
Entonces el misterio le fue revelado a Daniel en una visión de noche, por lo cual Daniel bendijo al Dios de los cielos.
Daniel habló y dijo: "¡Sea bendito el nombre de Dios desde la eternidad hasta la eternidad! Porque suyos son la sabidurÃa y el poder.
Él cambia los tiempos y las ocasiones; quita reyes y pone reyes. Da sabidurÃa a los sabios y conocimiento a los entendidos.
A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabidurÃa y poder. Y ahora me has dado a conocer lo que te hemos pedido, pues nos has dado a conocer el asunto del rey."
Entonces Arioc llevó apresuradamente a Daniel a la presencia del rey y le dijo asÃ: --He hallado un hombre de los cautivos de Judá, quien dará a conocer al rey la interpretación.
El rey habló y preguntó a Daniel, cuyo nombre era Beltesasar: --¿Podrás tú darme a conocer el sueño que tuve y su interpretación?
Daniel respondió en presencia del rey diciendo: --El misterio sobre el cual el rey pregunta, ni los sabios, ni los encantadores, ni los magos, ni los adivinos lo pueden declarar al rey.
Estando tú, oh rey, en tu cama, tus pensamientos se agitaban por saber lo que habÃa de suceder en el porvenir; y el que revela los misterios te ha hecho saber lo que ha de suceder.
Tú, oh rey, mirabas, y he aquà una gran estatua. Esta estatua, que era muy grande y cuyo brillo era extraordinario, estaba de pie delante de ti; y su aspecto era temible.
La cabeza de esta estatua era de oro fino; su pecho y sus brazos eran de plata; su vientre y sus muslos eran de bronce;
sus piernas eran de hierro; y sus pies en parte eran de hierro y en parte de barro cocido.
Mientras mirabas, se desprendió una piedra, sin intervención de manos. Ella golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, asà el reino será en parte fuerte y en parte frágil.
En cuanto a lo que viste, que el hierro estaba mezclado con el barro cocido, se mezclarán por medio de alianzas humanas, pero no se pegarán el uno con el otro, asà como el hierro no se mezcla con el barro.
De la manera que viste que de la montaña se desprendió una piedra sin intervención de manos, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro cocido, la plata y el oro, el gran Dios ha hecho saber al rey lo que ha de acontecer en el porvenir. El sueño es verdadero, y su interpretación es fiel.
Entonces el rey Nabucodonosor se postró sobre su rostro y rindió homenaje a Daniel. Mandó que le ofreciesen ofrendas e incienso.
El rey habló a Daniel y le dijo: --Ciertamente vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de reyes. Él revela los misterios, pues tú pudiste revelar este misterio.
Entonces el rey engrandeció a Daniel y le dio muchos y grandes regalos. Le dio dominio sobre toda la provincia de Babilonia y le hizo intendente principal de todos los sabios de Babilonia.