toma lo mejor del rebaño. Amontona la leña debajo de ella; haz hervir sus pedazos y cocina los huesos dentro de ella.'
"Porque asà ha dicho el Señor Jehovah: '¡Ay de la ciudad sanguinaria, la olla herrumbrosa cuya herrumbre no ha salido de ella! VacÃala pedazo por pedazo, sin que se echen suertes por ella.
Porque su sangre está en medio de ella; la ha puesto sobre la roca desnuda. No la derramó sobre la tierra para que fuese cubierta con el polvo.
Para hacer que mi ira suba y tome venganza, he puesto su sangre sobre la roca desnuda, para que no sea cubierta.'
Amontona la leña, enciende el fuego, alista la carne, vacÃa el caldo, y que los huesos sean carbonizados.
Luego pon la olla vacÃa sobre las brasas, para que se caliente y arda su bronce, con el fin de que en ella sea fundida su inmundicia y desaparezca su herrumbre.'
"En vano son los esfuerzos. Su mucha herrumbre no sale de ella; su herrumbre no sale ni con fuego.
En tu inmundicia hay infamia, por cuanto te quise purificar, pero no estás purificada de tu inmundicia. No volverás a ser purificada, hasta que yo haya asentado mi ira sobre ti.
Entonces vino a mà la palabra de Jehovah, diciendo:
--Oh hijo de hombre, he aquà que yo te quito de golpe la delicia de tus ojos. Pero tú no harás duelo ni llorarás, ni correrán tus lágrimas.
Gime en silencio; no guardes el luto por los muertos. CÃñete el turbante y pon las sandalias en tus pies. No te cubras los labios ni comas pan de duelo.
Y les respondÃ: --La palabra de Jehovah vino a mà diciendo:
"Di a la casa de Israel que asà ha dicho el Señor Jehovah: 'He aquÃ, yo mismo profano mi santuario, el orgullo de vuestro poderÃo, la delicia de vuestros ojos, el anhelo de vuestras almas. Vuestros hijos y vuestras hijas que abandonasteis caerán a espada,
en aquel dÃa uno que haya escapado vendrá a ti para traerte la noticia.
En aquel dÃa se abrirá tu boca, y hablarás con el que haya escapado; pues ya no estarás más enmudecido. Tú les servirás de señal, y sabrán que yo soy Jehovah."