La ciudad estuvo sitiada hasta el año 11 del rey SedequÃas.
En el noveno dÃa del mes cuarto, prevaleció el hambre en la ciudad, y no habÃa alimentos para el pueblo de la tierra.
Entonces se abrió una brecha en la ciudad, y huyeron todos los hombres de guerra. Salieron de noche de la ciudad, por la puerta que habÃa entre los dos muros, junto al jardÃn del rey, mientras los caldeos estaban junto y alrededor de la ciudad. Se dirigieron hacia el Arabá,
Y a SedequÃas le sacó los ojos y le aprisionó con cadenas de bronce. El rey de Babilonia lo hizo llevar cautivo a Babilonia y lo puso en la cárcel hasta el dÃa en que murió.
Nabuzaradán, capitán de la guardia, hizo llevar cautivos a algunos de la gente empobrecida y al resto del pueblo que habÃa quedado en la ciudad, a los desertores que se habÃan pasado al rey de Babilonia y al resto de los artesanos.
Sin embargo, Nabuzaradán, capitán de la guardia, hizo quedar una parte de la gente más pobre de la tierra, como viñadores y labradores.
Los caldeos destrozaron las columnas de bronce que estaban en la casa de Jehovah, asà como las bases de las pilas móviles y la fuente de bronce que estaba en la casa de Jehovah; y se llevaron todo el bronce a Babilonia.
En cuanto a las dos columnas, la fuente y los doce bueyes de bronce que estaban debajo de ella, y las bases de las pilas móviles que habÃa hecho el rey Salomón en la casa de Jehovah, no hubo manera de pesar el bronce de todos estos objetos.
En cuanto a las columnas, la altura de cada columna era de 18 codos, y su circunferencia era de 12 codos. Eran huecas, y el espesor de sus paredes era de 4 dedos.
El capitel de bronce que habÃa sobre ella era de 5 codos de alto. Y sobre el capitel alrededor habÃa una red de granadas, toda de bronce. La segunda columna, con sus granadas, tenÃa una labor semejante.
HabÃa 96 granadas en cada hilera. Todas ellas sumaban 100, encima y alrededor de la red.
Y de la ciudad tomó a un funcionario que estaba encargado de los hombres de guerra, a siete hombres de los más Ãntimos del rey que se hallaban en la ciudad, al escriba principal de la milicia, quien reclutaba al pueblo de la tierra, y a sesenta hombres del pueblo de la tierra que se hallaban dentro de la ciudad.
Nabuzaradán, capitán de la guardia, los tomó y los llevó al rey de Babilonia, en Ribla.
Y el rey de Babilonia los hirió y los mató en Ribla, en la tierra de Hamat. Asà fue llevada cautiva Judá lejos de su tierra.