Sus nobles envÃan a sus sirvientes por agua; van a las cisternas y no hallan agua. Regresan con los cántaros vacÃos. Son avergonzados y afrentados, y cubren sus cabezas.
Por cuanto el suelo está ardiente, pues no ha habido lluvia en la tierra, los labradores están avergonzados; cubren sus cabezas.
Hasta la gacela en el campo, al parir, abandona su crÃa, porque no hay hierba.
Los asnos monteses se ponen sobre los cerros y aspiran el viento como los chacales. Sus ojos se debilitan, porque no hay hierba.
--Aun cuando nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehovah, actúa por amor de tu nombre. Ciertamente nuestras rebeliones se han multiplicado, y contra ti hemos pecado.
Asà ha dicho Jehovah a este pueblo: --¡De veras que les gusta vagar, y no detienen sus pies! Por tanto, Jehovah no los acepta. Ahora se acordará de su iniquidad y los castigará por sus pecados.
--Además me dijo Jehovah--: No ores por el bien de este pueblo.
Entonces Jehovah me dijo: --Mentira profetizan los profetas en mi nombre. Yo no los he enviado, ni les he mandado ni les he hablado. Os profetizan visión mentirosa, adivinación vana y el engaño de sus propios corazones.
Tú, pues, les dirás esta palabra: "Derramen lágrimas mis ojos noche y dÃa, y no cesen, porque con gran quebrantamiento, con un golpe muy grave, ha sido quebrantada la virgen hija de mi pueblo."
--Si salgo al campo, he allà muertos a espada. Si entro en la ciudad, he aquà enfermedades causadas por el hambre. Porque tanto el profeta como el sacerdote han sido arrastrados a una tierra que no conocÃan.
¿Hay entre las vanidades de las naciones quienes hagan llover? ¿Acaso los cielos dan lluvia por sà solos? ¿No eres tú, oh Jehovah, nuestro Dios? En ti, pues, pondremos nuestra esperanza, porque tú has hecho todas estas cosas.