ProfecÃa acerca de Tiro: Lamentad, oh naves de Tarsis, porque Tiro es destruida hasta no quedar en ella casa ni lugar por donde entrar. Desde la tierra de Quitim le ha sido revelado.
Callad, oh moradores de la costa, mercaderes de Sidón, que cruzando el mar te han llenado.
Por las muchas aguas venÃa el grano de Sijor, la cosecha del Nilo; era ganancia de la ciudad de Tiro, la cual era el mercado de las naciones.
Labora tu tierra como alrededor del Nilo, oh hija de Tarsis, porque ya no tendrás más puerto.
El Señor ha extendido su mano sobre el mar y ha hecho temblar los reinos. Jehovah ha ordenado respecto a Canaán que sus fortificaciones sean destruidas.
Dijo: "No te divertirás más, oh virgen oprimida, hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim; pero aun allà no tendrás reposo."
¡He allà la tierra de los caldeos! Éste es el pueblo que ni siquiera cuenta; Asiria la destinó para las fieras del desierto. Ellos levantaron sus torres de asedio; entonces desmantelaron sus palacios y la convirtieron en ruinas.
Lamentad, oh naves de Tarsis, porque vuestra fortaleza es destruida.
"Toma la lira y rodea la ciudad, oh prostituta olvidada. Toca bien y canta muchas canciones, para que se acuerden de ti."
Acontecerá que al fin de los setenta años Jehovah visitará a Tiro. Ella volverá a su salario de prostituta y volverá a fornicar con los reinos del mundo sobre la faz de la tierra.
Pero su ganancia y su paga estarán consagradas a Jehovah. No serán atesoradas ni acumuladas; porque sus mercancÃas serán para los que habiten delante de Jehovah, para que coman hasta saciarse y se vistan de ropas finas.