No queda más que agacharse entre los prisioneros y caer entre los muertos. A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavÃa está extendida.
"¡Ay de Asiria, la vara de mi ira! Pues en su mano está puesto el garrote de mi furor.
"Pero ella no lo imaginará asÃ, ni su corazón lo pensará de esta manera. Más bien, la intención de su corazón será destruir y exterminar no pocas naciones.
Porque ha dicho: "Con el poder de mi mano y con mi sabidurÃa lo he hecho, porque soy inteligente. He eliminado las fronteras de los pueblos, he saqueado sus tesoros y he derribado como hombre fuerte a sus habitantes.
¿Se jactará el hacha contra el que corta con ella? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la maneja? ¡Como si el bastón manejase al que lo levanta! ¡Como si la vara levantase al que no es madera!
Los árboles que queden en su bosque serán tan pocos que hasta un niño los podrá contar.
Acontecerá en aquel dÃa que el remanente de Israel y los de la casa de Jacob que hayan escapado nunca más se apoyarán en el que los golpeó, sino que verdaderamente se apoyarán en Jehovah, el Santo de Israel.
¡Un remanente volverá; un remanente de Jacob volverá al Dios fuerte!
Aunque tu pueblo, oh Israel, sea como la arena del mar, sólo un remanente volverá. La destrucción está decidida, desbordando justicia.