Tu nombre es como perfume derramado; por el olor de tu suave perfume las jóvenes se enamoran de ti.
Atráeme en pos de ti. ¡Corramos! El rey me ha llevado a sus habitaciones. Nos gozaremos y nos alegraremos contigo. Nos acordaremos de tu amor más que del vino. Con razón te aman.
Hazme saber, oh amado de mi alma, dónde pastorearás; dónde harás recostar el rebaño al mediodÃa, para que yo no ande errante tras los rebaños de tus compañeros.
Si no lo sabes, oh la más hermosa de las mujeres, sigue las huellas del rebaño y apacienta tus cabritas cerca de las cabañas de los pastores.
A mi yegua, entre los carros del faraón, te he comparado, oh amada mÃa.