Ellos le dijeron: --El Dios de los hebreos ha venido a nuestro encuentro. Permite que vayamos al desierto, a tres dÃas de camino, para ofrecer sacrificios a Jehovah nuestro Dios, no sea que nos castigue con peste o con espada.
Entonces los vigilantes de los hijos de Israel se vieron en aflicción, cuando les dijeron: "No se disminuirá en nada vuestra cantidad diaria de adobes."