las cuales hemos oÃdo y entendido, porque nos las contaron nuestros padres.
No las encubriremos a sus hijos. A la generación venidera contaremos las alabanzas de Jehovah, y de su poder y de las maravillas que hizo.
Él estableció su testimonio en Jacob y puso la ley en Israel. Mandó a nuestros padres que lo hicieran conocer a sus hijos,
para que lo supiese la generación venidera y sus hijos que nacieran, para que los que surgiesen lo contaran a sus hijos,
para que pusiesen en Dios su confianza y no se olvidaran de las obras de Dios, a fin de que guardasen sus mandamientos;
para que no fuesen como sus padres: una generación porfiada y rebelde, una generación que no dispuso su corazón, ni su espÃritu fue fiel para con Dios.
Los hijos de EfraÃn, armados con excelentes arcos, volvieron las espaldas en el dÃa de la batalla.
No guardaron el pacto de Dios y rehusaron andar en su ley.
Más bien, se olvidaron de sus obras, de las maravillas que les habÃa mostrado.
Delante de sus padres Dios hizo maravillas en la tierra de Egipto, en los campos de Tanis.
Dividió el mar y los hizo pasar; hizo que las aguas se detuvieran como en un dique.
De dÃa los condujo con una nube, toda la noche con resplandor de fuego.
Partió las peñas en el desierto, y les dio a beber del gran abismo.
Sacó corrientes de la peña e hizo descender aguas como rÃos.