(Al músico principal. Sobre Sosanim. Salmo de David) ¡Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta mi alma!
Estoy hundido en el lodo profundo, donde no hay suelo firme. He llegado a las profundidades de las aguas, y la corriente me ha arrastrado.
Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido. Mis ojos han desfallecido esperando a mi Dios.
Los que me aborrecen sin causa se han aumentado; son más que los cabellos de mi cabeza. Se han fortalecido mis enemigos que me destruyen sin razón. ¡He tenido que devolver lo que no habÃa robado!
Oh Dios, tú conoces mi insensatez; mis pecados no te son ocultos.
Hablaban contra mà los que se sentaban en el tribunal, y los borrachos cantaban canciones contra mÃ.
Sin embargo, oh Jehovah, yo dirigÃa a ti mi oración en el tiempo de tu buena voluntad. Oh Dios, respóndeme por tu gran bondad, por la verdad de tu salvación.
Sácame del lodo; no sea yo sumergido. Sea yo librado de los que me aborrecen, y de las profundidades de las aguas.
No me arrastre la corriente de las aguas; no me trague el abismo, ni la fosa cierre su boca sobre mÃ.
Escúchame, oh Jehovah, porque buena es tu misericordia. MÃrame conforme a tu inmensa compasión.
No escondas tu rostro de tu siervo, porque estoy angustiado; apresúrate a escucharme.