De los que llaman sus tierras con sus nombres, sus tumbas son sus casas para siempre, y sus moradas de generación en generación.
Pero el hombre no permanecerá en sus riquezas; más bien, es semejante a los animales que perecen.
Este camino suyo es necedad. No obstante, sus seguidores se complacen en sus dichos. (Selah)
Como ovejas que fueron apartadas para el Seol, los pastorea la muerte; los rectos se enseñorearán de ellos. Al amanecer se desvanecerá su buen aspecto, y el Seol será su morada.
Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, porque me llevará consigo. (Selah)
No temas cuando alguno se enriquece, cuando aumenta la gloria de su casa.