Mis lágrimas han sido mi alimento dÃa y noche, mientras me dicen todos los dÃas: "¿Dónde está tu Dios?"
Recuerdo estas cosas y derramo mi alma dentro de mÃ: cuando pasaba con la muchedumbre, guiándolos hasta la casa de Dios, con voz de alegrÃa y de acción de gracias de la multitud en fiesta.