(Al músico principal. De David, siervo de Jehovah, quien dirigió a Jehovah las palabras de este cántico, el dÃa que Jehovah le libró de mano de todos sus enemigos, y de mano de Saúl. Él dijo:) Te amo, oh Jehovah, fuerza mÃa.
Inclinó los cielos y descendió; una densa oscuridad habÃa debajo de sus pies.
Cabalgó sobre un querubÃn y voló; se remontó sobre las alas del viento.
Puso tinieblas alrededor de sà como su morada secreta; su cubierta es oscuridad de aguas y densas nubes.
Por el resplandor de su presencia fueron atravesadas las nubes, por el granizo y los carbones de fuego.
Jehovah tronó en los cielos; el AltÃsimo dio su voz: granizo y carbones de fuego.
Envió sus flechas y los dispersó; arrojó relámpagos y los desconcertó.
A tu reprensión, oh Jehovah, por el soplo del aliento de tu nariz, se hicieron visibles los lechos de las aguas, y se descubrieron los cimientos del mundo.
Envió desde lo alto y me tomó; me sacó de las aguas caudalosas.
Me libró de mi poderoso enemigo y de los que me aborrecÃan, pues eran más fuertes que yo.
Se enfrentaron a mà el dÃa de mi desgracia, pero Jehovah fue mi apoyo.
Él me sacó a un lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mÃ.
Jehovah me ha pagado conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado.
Porque he guardado los caminos de Jehovah, y no me he apartado impÃamente de mi Dios.
Porque delante de mà han estado todos sus juicios, y no he apartado de mà sus estatutos.