para que vea el bien de tus escogidos, para que me alegre con la alegrÃa de tu pueblo, para que me glorÃe con tu heredad.
Hemos pecado como nuestros padres; hemos hecho iniquidad; hemos actuado impÃamente.
Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas; no se acordaron de tus innumerables hechos de misericordia, sino que se rebelaron junto al mar, el mar Rojo.
Sin embargo, los libró por amor de su nombre, para dar a conocer su poder.
Reprendió al mar Rojo y lo secó; los hizo ir por los abismos, como por un desierto.
Los libró del enemigo; los rescató de mano del adversario.
Las aguas cubrieron a sus enemigos; no quedó uno solo de ellos.
Entonces creyeron en sus palabras y cantaron su alabanza.
Pero pronto se olvidaron de sus obras y no esperaron su consejo.
Ardieron de apetito en el desierto y probaron a Dios en la soledad.
Él les dio lo que pidieron, pero envió a sus almas debilidad.
Tampoco destruyeron a los pueblos, como Jehovah les habÃa dicho.
Más bien, se mezclaron con gentiles, y aprendieron sus obras.
Sirvieron a sus Ãdolos, los cuales llegaron a ser una trampa.
Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios;
derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que sacrificaron a los Ãdolos de Canaán. La tierra fue profanada con los hechos de sangre.
Asà se contaminaron con sus obras y se prostituyeron con sus hechos.
Por tanto, la ira de Jehovah se encendió contra su pueblo, y abominó su heredad.
Los entregó en poder de las naciones, y los que los aborrecÃan se enseñorearon de ellos.
Sus enemigos los oprimieron, y fueron quebrantados debajo de su mano.
Muchas veces los libró, pero ellos se rebelaron contra su consejo y fueron humillados a causa de su iniquidad.