But now thus saith the LORD that created thee, O Jacob, and he that formed thee, O Israel, Fear not: for I have redeemed thee, I have called thee by thy name; thou art mine.
Cuando Amán vio que Mardoqueo no se arrodillaba ni le rendÃa homenaje, Amán se llenó de ira.
Pero tuvo como poca cosa echar mano sólo sobre Mardoqueo, pues ya le habÃan declarado cuál era el pueblo de Mardoqueo. Amán procuró destruir a todos los judÃos, el pueblo de Mardoqueo, que estaban en todo el reino de Asuero.
Luego Amán dijo al rey Asuero: --Hay un pueblo disperso y diseminado entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, cuyas leyes son diferentes de las de cualquier pueblo. Ellos no observan las leyes del rey, y el rey no tiene ventaja en dejarlos vivir.
Entonces fueron llamados los escribas del rey, el dÃa 13 del mes primero, y conforme a todo lo que mandó Amán se escribió a los sátrapas del rey, a los gobernadores de cada provincia y a los magistrados de cada pueblo. A cada provincia se escribió según su escritura, y a cada pueblo en su idioma. Se escribió en nombre del rey Asuero y se selló con el anillo real.
Una copia del documento debÃa ser promulgada como ley en cada provincia y debÃa ser proclamada a todos los pueblos, a fin de que estuviesen preparados para aquel dÃa.
Los mensajeros salieron apresurados por mandato del rey. El decreto fue promulgado en Susa, la capital. Luego el rey y Amán se sentaron a beber, pero la ciudad de Susa estaba consternada.