Y respondà al rey: --Viva el rey para siempre. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad donde están los sepulcros de mis padres está destruida, y sus puertas están consumidas por el fuego?
y respondà al rey: --Si le agrada al rey y si tu servidor es acepto delante de ti, envÃame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, para que yo la reedifique.
Pero cuando lo oyeron Sanbalat el horonita y TobÃas el siervo amonita, se disgustaron en extremo de que alguien viniese para procurar el bien de los hijos de Israel.