El rey se puso de pie junto a la columna e hizo pacto delante de Jehovah, de andar en pos de Jehovah y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos con todo el corazón y con toda el alma, para cumplir las palabras de este pacto escritas en este libro. Entonces todo el pueblo se puso de pie a favor del pacto.
Y destruyó las habitaciones de los varones consagrados a la prostitución ritual, las cuales estaban en la casa de Jehovah, donde las mujeres hacÃan tejidos para Asera.
Y quitó de la entrada de la casa de Jehovah los caballos que los reyes de Judá habÃan dedicado al sol. Estaban junto a la cámara del funcionario Natán-melec, que estaba en las dependencias. Y quemó en el fuego los carros del sol.
Y al volverse JosÃas, vio los sepulcros que estaban allà en el monte. Entonces mandó sacar los huesos de los sepulcros y los quemó sobre el altar para profanarlo, conforme a la palabra de Jehovah que habÃa proclamado el hombre de Dios que habÃa anunciado estas cosas.
Entonces el rey mandó a todo el pueblo, diciendo: --Celebrad la Pascua a Jehovah vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en este libro del pacto.
Los demás hechos de JosÃas y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
En sus dÃas el faraón Necao, rey de Egipto, subió contra el rey de Asiria, junto al rÃo Éufrates. El rey JosÃas fue a su encuentro, pero cuando el faraón le vio, le dio muerte en Meguido.
El faraón Necao proclamó rey a Eliaquim hijo de JosÃas en lugar de JosÃas su padre, pero le cambió su nombre por el de Joacim. Y tomó a Joacaz y lo llevó a Egipto, donde murió.
Joacim pagó al faraón la plata y el oro, pero tuvo que imponer un impuesto al paÃs para dar el dinero conforme al mandato del faraón. Exigió la plata y el oro al pueblo de la tierra, a cada uno según la estimación de su patrimonio, para darlo al faraón Necao.